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El nuevo fármaco ha superado la fase I de ensayos clínicos, lo que indica que es seguro para uso humano. La fase II examinará su capacidad para ayudar a quemar grasa. Imagen de Михаил Докукин en Pixabay |
En lo que se considera un logro revolucionario para Uruguay y Sudamérica, un fármaco para bajar de peso ha completado con éxito la Fase I de ensayos clínicos en humanos. Este fármaco es el primero desarrollado completamente en el país y funciona quemando calorías mediante la generación de calor a base de creatina, sin afectar el apetito de los pacientes. El fármaco está mostrando resultados prometedores como tratamiento para la obesidad y la diabetes tipo 2.
El compuesto, conocido como SANA, fue desarrollado por Eolo Pharma, una startup fundada por científicos del Instituto Pasteur de Montevideo y la Universidad de la República (Udelar). Tras mostrar inicialmente efectos positivos en estudios de laboratorio con ratones, los científicos se esforzaron por demostrar que también era seguro para uso humano. Los resultados del ensayo demuestran que fue bien tolerado por los humanos y condujo a una reducción tanto del índice de masa corporal como de los niveles de glucosa en sangre en los 44 participantes.
Muchos tratamientos para bajar de peso existentes, como los agonistas del receptor GLP-1, funcionan suprimiendo el apetito, pero SANA en realidad aumenta la capacidad del cuerpo para quemar energía. Durante las pruebas de laboratorio, el fármaco conservó la masa muscular magra a la vez que reducía la masa grasa. Si bien los ensayos de fase I se diseñaron para evaluar la seguridad del fármaco en humanos, los resultados iniciales indican que, entre los participantes que tomaron la dosis máxima, se perdió un promedio de alrededor del 3 % de peso corporal en tan solo dos semanas, en comparación con un placebo. Cabe destacar que los participantes no experimentaron pérdida muscular ni se vio afectado su apetito, algo que sí ocurre con los GLP-1.
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SANA en realidad aumenta la capacidad del cuerpo para quemar energía. Imagen de AmbreVEGA en Pixabay |
“Este resultado abre una vía terapéutica completamente nueva para la obesidad y los trastornos metabólicos, que complementa las terapias con GLP-1, pero se centra en mejorar la capacidad del cuerpo para quemar energía en lugar de simplemente suprimir el apetito”, declaró Carlos Escande, miembro de Eolo Pharma e investigador del Instituto Pasteur de Montevideo.
Los fármacos con GLP-1 han sido noticia en los últimos años, pero SANA funciona mediante un mecanismo completamente diferente a ejemplos como Ozempic. Esta nueva terapia desencadena una forma de termogénesis interna que, en esencia, quema las células grasas, de modo que liberan más energía en reposo (lo que evita una intensa sesión de gimnasio).
Los resultados de la Fase I abren el camino a la siguiente ronda de ensayos clínicos, que comenzará a finales de año e incluirá a más participantes, incluyendo a personas con diabetes tipo 2. Si futuras investigaciones confirman su eficacia, SANA podría estar disponible de forma más amplia.
Este trabajo es el resultado de más de una década de investigación. Un punto clave fue la identificación de una molécula con potencial terapéutico: el nitroalqueno, un derivado del salicilato, uno de los compuestos naturales presentes en las plantas (y el componente activo de la aspirina). El nitroalqueno es responsable de impulsar la actividad quemagrasas del cuerpo a un verdadero horno.
“Este éxito es el resultado de un esfuerzo multidisciplinario en el que participaron equipos académicos del Instituto Pasteur de Montevideo y la Udelar, con el apoyo de financiación sostenida de organismos públicos nacionales como la ANII y el CSIC”, añadió Escande. Ese apoyo permitió que la ciencia avanzara, lo que se tradujo en patentes, la creación de una startup y la atracción de capital privado nacional e internacional. La conexión entre los sectores público y privado nos permitió aportar valor a nuestro producto, crear empleo local y financiar más investigación, lo que, en última instancia, se traduce en mejor ciencia.
Es otro ejemplo de cómo el propio camino es también la recompensa.
El estudio se publicó en Nature Metabolism.