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Imagen: Chatgpt |
¿Una tabla de quesos después de cenar? ¡Impresionante! Cuchillitos divertidos, chutneys de frutas y montones de queso exquisito, pero la noche puede dar un giro inesperado cuando llega la hora de dormir y las pesadillas nos invaden. Ahora, un nuevo estudio ha descubierto que todo podría deberse a intolerancias y alergias.
El estudio analizó las experiencias de 1082 estudiantes de la Universidad MacEwan, preguntándoles sobre sus patrones y calidad de sueño, si tenían sueños o pesadillas, y si habían observado alguna asociación entre sus sueños y sus elecciones dietéticas. También exploraron su relación con la comida de forma más amplia, así como su salud mental y física en general.
Las respuestas revelaron una fuerte asociación entre la intolerancia a la lactosa y las pesadillas. Podría ser, entonces, que el malestar gastrointestinal que experimentan algunas personas después de consumir lácteos sea lo que desencadena los sueños negativos mientras dormimos, en lugar de que el queso en sí sea una especie de puerta de entrada a las pesadillas.
“Las pesadillas son peores para las personas con intolerancia a la lactosa que sufren síntomas gastrointestinales graves y cuyo sueño se ve interrumpido”, declaró el Dr. Tore Nielsen, autor principal de la investigación, de la Universidad de Montreal, en un comunicado enviado a IFLScience. “Esto tiene sentido, ya que sabemos que otras sensaciones corporales pueden afectar el sueño. Las pesadillas pueden ser muy perturbadoras, especialmente si ocurren con frecuencia, ya que tienden a despertar a las personas en un estado disfórico. También pueden provocar conductas de evitación del sueño. Ambos síntomas pueden privarles de un sueño reparador”.
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Las respuestas revelaron una fuerte asociación entre la intolerancia a la lactosa y las pesadillas. Imagen de Peter H en Pixabay |
Desafortunadamente, si usted se encuentra en esta situación, es posible que la solución no le guste, ya que Nielsen sugiere que cambiar los hábitos alimenticios podría ser la mejor opción para aliviar las pesadillas. La situación empeora si le encantan los postres, ya que los dulces ocuparon el primer lugar como el alimento más reportado relacionado con alteraciones en los sueños y pesadillas.
El 31% de los participantes atribuyó sus sueños más extraños y perturbadores a postres y dulces, mientras que el 22% los atribuyó a los lácteos, el 16% a la carne y el 13% a la comida picante. Los atracones emocionales también se asociaron con sueños perturbadores, mientras que los intervalos más largos entre comidas saludables parecieron hacerlos más vívidos y fáciles de recordar.
Los autores concluyen que la investigación respalda el argumento de que la comida realmente puede alterar nuestros sueños y que las intolerancias podrían ser una fuente previamente no reconocida de pesadillas graves o frecuentes. En cuanto a por qué esta asociación entre intolerancias y pesadillas no se ha destacado antes (incluso en un estudio previo de Nielsen realizado hace 11 años), podría deberse a que ahora somos más conscientes de las intolerancias alimentarias que antes. Aún quedan muchas preguntas por responder sobre cómo interactúan ambas, pero el equipo tiene planes para abordarlas en el futuro.
“Necesitamos estudiar a más personas de diferentes edades, de diferentes ámbitos sociales y con distintos hábitos alimenticios para determinar si nuestros resultados son realmente generalizables a la población general”, afirmó Nielsen. “También se necesitan estudios experimentales para determinar si las personas pueden detectar realmente los efectos de alimentos específicos en los sueños. Nos gustaría realizar un estudio en el que pidamos a las personas que consuman productos de queso en comparación con un alimento de control antes de dormir para ver si esto altera su sueño o sus sueños”.
El estudio se publicó en la revista Frontiers in Psychology.