"Acababa de comprar un arnés de parapente de segunda mano y quería probarlo, así que estaba realizando una sacudida de paracaídas en tierra", declaró Peng a la televisión estatal china, China Central Television, según CNN. "Después de un rato, el viento arreció repentinamente y me elevó. Intenté aterrizar lo antes posible, pero no pude".
El accidental Ícaro parece haber sido arrastrado por una peligrosa corriente de aire conocida como succión de nubes, en la que los pilotos quedan atrapados en las térmicas ascendentes bajo la base de ciertas formaciones nubosas. Peng explicó que la elevación probablemente se debió a una imponente nube vertical conocida como cumulonimbo.
"Me encontré rodeado de cumulonimbos y atrapado dentro. Fue aterrador; todo a mi alrededor era blanco", dijo Peng. "Sin la brújula, no habría sabido en qué dirección me dirigía. Pensé que volaba en línea recta, pero en realidad, estaba dando vueltas".
Unas imágenes virales muestran a Peng con la cara y el cuerpo cubiertos de carámbanos mientras intenta controlar su paracaídas. Según Sixth Tone, los datos del rastreador de vuelo del piloto muestran que alcanzó una altitud máxima de 8.598 metros (28.209 pies), apenas por debajo de la cima del Monte Everest.
Los montañista suelen referirse a las altitudes superiores a los 8.000 metros como la "zona de la muerte", ya que el aire enrarecido a esa altura supone un grave riesgo de hipoxia, que implica que el cuerpo sufre una falta de oxígeno. Esto provoca que el corazón y el sistema respiratorio trabajen a toda marcha para intentar mantener la sangre oxigenada, lo que aumenta el riesgo de infarto.
La debilidad, el deterioro cognitivo y la psicosis también se convierten en posibilidades reales a esta altitud, ya que la falta de oxígeno en el cerebro desencadena una peligrosa afección conocida como edema cerebral de gran altitud (ECA). Además, las temperaturas en la zona de la muerte pueden alcanzar los -40 °C, lo que significa que cualquier parte del cuerpo expuesta es propensa a sufrir congelación.
Peng comentó que cree que podría haberse desmayado en algún momento de su terrible experiencia antes de aterrizar a unos 30 kilómetros (19 millas) del punto de partida. En China, los parapentistas deben registrar todos los vuelos antes del despegue, y a Peng se le ha prohibido volar durante seis meses como resultado de esta aventura no autorizada; de todos modos, no es que tenga prisa por volver a volar. A pesar de alcanzar la altitud de crucero de algunas aeronaves, las maniobras aeronáuticas de Peng no alcanzaron el récord mundial registrado para un parapente. Ese honor lo ostenta la piloto polaca Ewa Wiśnierska, quien se elevó a poco más de 10 000 metros (32 808 pies) al quedar atrapada en una corriente ascendente en Australia en 2007.
Wiśnierska afirma que pasó unos 40 minutos de ese vuelo inconsciente y que solo se dio cuenta de dónde había estado cuando revisó los datos de vuelo después del aterrizaje.
Fuente: https://www.iflscience.com/paraglider-accidentally-flies-into-the-death-zone-8500-meters-up-and-survives-79419