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Las dietas de desintoxicación a base de jugos (en las que las personas consumen exclusivamente jugo de frutas y/o vegetales) se han promocionado a menudo como buenas para la salud, supuestamente “desintoxicando” y ayudando a obtener un montón de vitaminas y minerales. El caso es que las dietas de desintoxicación han sido completamente desacreditadas, y un nuevo estudio ha descubierto que la desintoxicación a base de jugos en particular podría hacer más daño que bien.
El estudio fue realizado por investigadores de la Universidad Northwestern, que querían averiguar si los jugos podrían afectar el microbioma oral e intestinal, el ecosistema de microbios que viven en nuestras bocas y sistemas digestivos. Investigaciones anteriores han encontrado posibles vínculos entre los cambios en el microbioma intestinal y una variedad de problemas de salud, incluyendo asma, fibromialgia y pérdida de la libido.
Para investigar, el equipo analizó los microbiomas oral e intestinal de 14 adultos sanos (a través de hisopados bucales, saliva y muestras de heces) antes y después de seguir una dieta particular. Todos ellos pasaron tres días en una dieta de eliminación, después de lo cual se dividieron en tres grupos y se les pidió que consumieran una de las siguientes dietas de intervención: solo jugo, jugo y alimentos, o solo alimentos integrales de origen vegetal.
Utilizando la secuenciación genética para identificar las bacterias presentes en las muestras, los investigadores descubrieron que ninguna de las dietas de intervención causó diferencias significativas en la diversidad o composición de las muestras de heces o de las mejillas; las muestras de saliva mostraron algunas diferencias en la composición para las dietas de jugo y jugo y alimentos, pero ninguna diferencia en la diversidad microbiana.
Sin embargo, para los participantes en las dietas de jugo y jugo y alimentos, hubo un aumento en la abundancia relativa (es decir, cuán común es una especie en particular en un área determinada en comparación con las otras especies allí) de algunas especies bacterianas en la boca y el intestino que se han asociado con la inflamación y la enfermedad. El microbioma oral en particular fue el que experimentó el mayor cambio.
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| Las muestras de saliva mostraron algunas diferencias en la composición para las dietas de jugo y jugo y alimentos. Imagen de Anna en Pixabay |
Aquí, es importante mencionar que hacer jugo de frutas y verduras elimina la mayor parte de su fibra insoluble; este es el tipo que ayuda a que los alimentos se muevan a través del sistema digestivo y formen volumen en nuestras heces. No solo esto podría convertir a una depuración con jugos en una receta para el estreñimiento, sino que los autores también señalan que se sabe que la ingesta baja de fibra afecta a los microbiomas.
“La mayoría de las personas piensan que tomar jugos es una forma saludable de depurar, pero este estudio ofrece una dosis de realidad”, dijo la autora principal del estudio, la Dra. Melinda Ring, en una declaración. “Consumir grandes cantidades de jugo con poca fibra puede provocar desequilibrios en el microbioma que podrían tener consecuencias negativas, como inflamación y reducción de la salud intestinal”.
Vale la pena señalar que este estudio no debería llevarnos a sacar conclusiones importantes; se utilizó un tamaño de muestra pequeño, la dieta solo duró tres días y, como mencionan los autores en el artículo, los cambios que observaron fueron “algo pequeños en magnitud”.
También señalan que “el período de 14 días posterior a la intervención mostró una tendencia hacia el restablecimiento de la composición de la microbiota anterior a la intervención, lo que demuestra que tres días de intervención dietética no pueden considerarse suficientes para modular significativamente la composición de la microbiota”.
No obstante, sostienen que aún merece nuestra atención. “Nuestra intervención sólo duró tres días. Dado que muchas dietas depurativas a base de zumos o dietas que incluyen zumos pueden durar más o se consumen periódicamente a lo largo del tiempo, esperamos que los posibles efectos negativos acumulativos sean, de hecho, mayores”, escriben los autores. “Estudios futuros deberían examinar estas dinámicas con más detalle”.
El estudio se publicó en la revista Nutrients.