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| Foto: Wikimedia Commons |
La ketamina está emergiendo como un tratamiento prometedor para la depresión en adultos, y algunos estudios indican que la droga alivia el sufrimiento mental en tan solo 24 horas. Sin embargo, es comprensible que haya preocupaciones sobre el uso pediátrico de la droga, aunque un nuevo estudio de revisión sugiere que las dosis repetidas de ketamina, de hecho, pueden ser seguras para los niños.
A pesar de sus connotaciones como droga ilícita para fiestas, la ketamina se ha administrado a niños en entornos médicos durante muchas décadas. Según los autores del estudio, "la ketamina tiene un excelente perfil de seguridad en los niños cuando se usa como tratamiento de dosis única, de ahí su amplio uso mundial para la analgesia, la anestesia y la sedación".
Sin embargo, aunque el fármaco ha mostrado un gran potencial como tratamiento para la depresión, sus efectos terapéuticos son transitorios, lo que significa que se necesitan dosis repetidas. “Por lo tanto, existen preocupaciones sobre la seguridad de la administración a largo plazo de ketamina a propósito del desarrollo de tolerancia y si el uso de ketamina medicinal podría servir como puerta de entrada al uso de drogas ilícitas”, escriben los investigadores. “Como tal, la expansión de los estudios en poblaciones pediátricas ha sido limitada”.
Para investigar la seguridad de administrar dosis repetidas a los niños, los autores del estudio realizaron una revisión sistemática de la investigación existente sobre este tema. En total, identificaron 87 casos de niños a los que se les administró ketamina durante períodos prolongados, siendo 42 el mayor número de dosis recibidas por un solo niño.
En general, no identificaron reacciones adversas graves. Tampoco hubo evidencia de que los niños requirieran dosis más altas con el tiempo, lo que indica que ninguno de los niños desarrolló tolerancia a la droga.
“El período de seguimiento más largo fue de 6 meses”, revelan los investigadores. “No se informaron consecuencias a largo plazo (incluidas las neurocognitivas) dentro de este período de tiempo”.
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| Tampoco hubo evidencia de que los niños requirieran dosis más altas con el tiempo. Imagen de Frauke Riether en Pixabay |
Sorprendentemente, los autores del estudio encontraron que algunos niños incluso podían tolerar dosis que eran significativamente más altas que las que generalmente se administran a los adultos. Por extraño que parezca, hay evidencia que sugiere que los niños metabolizan la droga más rápido que los adultos, por lo que tal hallazgo es quizás menos inesperado de lo que uno pensaría.
La ketamina también está asociada con una serie de efectos secundarios alarmantes que se conocen colectivamente como fenómenos de emergencia. Parecidos a la esquizofrenia, estos fenómenos incluyen delirio y alucinaciones, y se ha informado que ocurren en hasta el 55 por ciento de los usuarios adultos.
Sin embargo, los autores del estudio revelan que "no se informaron fenómenos de emergencia en ninguno de los pacientes de este estudio, lo que es consistente con informes anteriores de que este síntoma aterrador es menos común en niños que en adultos".
Sin embargo, a pesar de la aparente seguridad del uso repetido de ketamina, algunos niños experimentaron efectos secundarios. El más común de estos fue la disociación, que representó el 48 por ciento de todas las reacciones adversas. Otros efectos negativos incluyeron dolores de cabeza y náuseas, aunque todas esas reacciones fueron leves y se resolvieron sin necesidad de intervención médica.
En general, los investigadores dicen que sus hallazgos respaldan el desarrollo de ensayos clínicos a gran escala sobre el uso de dosis repetidas de ketamina como tratamiento para niños con depresión.
El estudio se publica en el Journal of Psychopharmacology.