Científicos Introdujeron Un "Gen Del Lenguaje" Humano En Ratones Y Descubrieron Cosas Curiosas

“Este gen es parte de un cambio evolutivo radical en los primeros humanos modernos e indica posibles orígenes antiguos del lenguaje hablado”, dijo el profesor Robert Darnell.
“Este gen es parte de un cambio evolutivo radical en los primeros humanos modernos e indica posibles orígenes antiguos del lenguaje hablado”, dijo el profesor Robert Darnell. Imagen de Tibor Janosi Mozes en Pixabay

 En un esfuerzo por comprender el habla compleja, los científicos insertaron en ratones lo que se ha denominado un "gen del lenguaje" humano. Sorprendentemente, la modificación genética tuvo un profundo impacto en la capacidad de los pequeños roedores para chillar, revelando pistas asombrosas sobre la evolución de la comunicación vocal.

Las crías de ratón que portaban la versión humana del gen del lenguaje mostraron patrones de vocalización diferentes a los de sus compañeros con la versión habitual de los ratones. Al llamar a su madre, sus chillidos eran más agudos y presentaban una selección de sonidos diferente a la habitual.

Todas las crías de ratón emiten chillidos ultrasónicos a sus madres, y los investigadores del lenguaje clasifican los distintos chillidos en cuatro 'letras': S, D, U y M. Descubrimos que, al 'transliterar' los chillidos de los ratones con la variante [del gen del lenguaje] específica de los humanos, eran diferentes a los de los ratones de tipo salvaje. Algunas de las "letras" habían cambiado", declaró Robert B. Darnell, autor del estudio y director del Laboratorio de Neurooncología Molecular de la Universidad Rockefeller.

Una vez adultos, los ratones genéticamente modificados mostraron cambios aún más interesantes. Al intentar cortejar a una posible pareja, los machos emitían llamadas de alta frecuencia más complejas que los ratones control.

"Hablaban de forma diferente a las hembras. Es fácil imaginar cómo estos cambios en la vocalización podrían tener un profundo impacto en la evolución", explicó Darnell.

Todos estos cambios están asociados con la modificación de un gen llamado Nova1, que codifica la proteína antígeno ventral neurooncológico 1 (NOVA1). Es probable que otros genes, así como otros factores ambientales, estén asociados con el surgimiento de la comunicación vocal compleja. Sin embargo, NOVA1 parece ser un ingrediente importante en este proceso.

Patrón de expresión de NOVA1 en el cerebro de un ratón. NOVA1 en verde, núcleos (DAPI) en azul.
 Patrón de expresión de NOVA1 en el cerebro de un ratón. NOVA1 en verde, núcleos (DAPI) en azul. Crédito: Laboratorio de Neurooncología Molecular de la Universidad Rockefeller.

Este gen se encuentra en una amplia variedad de animales, desde aves hasta mamíferos, pero es ligeramente diferente en los humanos. La variante humana produce un único cambio de aminoácido, de isoleucina a valina, en la posición 197 (I197V) de la cadena proteica de NOVA1.

Los investigadores descubrieron inicialmente que la variante humana específica de NOVA1 no modificaba la unión de la proteína al ARN para el desarrollo cerebral ni el control del movimiento. En otras palabras, funcionaba igual que la versión original de ratón. Sin embargo, descubrieron algo inesperado: la variante humana de NOVA1 sí afectaba la unión del ARN en genes relacionados con la vocalización. “Además, se descubrió que muchos de estos genes relacionados con la vocalización también eran dianas de unión de NOVA1, lo que sugiere aún más la participación de NOVA1 en la vocalización”, afirmó Yoko Tajima, primera autora del estudio y asociada postdoctoral en el laboratorio de Darnell.

“Pensamos: ¡Guau! No lo esperábamos. Fue uno de esos momentos realmente sorprendentes de la ciencia”, añadió Darnell.

Lo sorprendente es que nuestros parientes más cercanos conocidos, los neandertales y los denisovanos, no poseían la misma variante humana que nosotros. Simplemente poseían la misma proteína NOVA1 que todos los animales no humanos.

“Nuestros datos muestran que una población ancestral de humanos modernos en África desarrolló la variante humana I197V, que posteriormente se volvió dominante, quizás porque les confería ventajas relacionadas con la comunicación vocal. Esta población abandonó África y se expandió por todo el mundo”, comentó Darnell.

¿Significaba esto que nuestros primos homínidos extintos carecían del equipo genético para hablar con la misma fluidez que el Homo sapiens? De ser así, ¿podría haber sido esta una ventaja clave que permitió a nuestra especie prosperar mientras otras desaparecían? Este último estudio parece sugerir que sí, aunque (como siempre) sin duda hay más en juego.


El estudio se publica en la revista Nature Communications.

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