¿Por Qué Huelen Las Axilas?

 

¿Por que huelen las axilas? curiosciencia
Foto: benzoix

Te duchaste esta mañana, estás usando ropa limpia y teniendo un día normal, cuando de repente notas ese hedor.

¿Por qué huelen nuestras axilas, y por qué más en unos momentos que en otros?

Todo se reduce a una secreción aceitosa de glándulas especiales debajo de nuestra piel, que son muy frecuentes debajo de las axilas y más activas en ciertos momentos.

Y a pesar de lo que hayas escuchado en Instagram o TikTok, limpiarse las axilas con ácido glicólico no es la mejor solución a largo plazo.


LA PASTA ACEITOSA

Las principales glándulas sudoríparas (llamadas glándulas sudoríparas “ecrinas”) que cubren la mayor parte de nuestro cuerpo secretan principalmente agua, que no tiene olor y se evapora para refrescarnos.

Sin embargo, nuestro cuerpo también está equipado con un segundo tipo de glándulas sudoríparas, llamadas “glándulas sudoríparas apocrinas”.

Se encuentran principalmente alrededor de áreas con muchos folículos pilosos, como las axilas y la ingle. Estas glándulas secretan un compuesto aceitoso y se vuelven más activas en respuesta al estrés, el miedo, la ansiedad, el dolor y la estimulación sexual.

Inicialmente inodoro, esta secreción aceitosa proporciona un gran alimento para las bacterias que viven en nuestra piel.

Las bacterias convierten este sudor en ácidos grasos y compuestos que producen olores, despidiendo un olor con rastros que recuerdan a la cebolla, el comino y la carne podrida.

El tipo de bacteria es relativamente uniforme entre las personas, pero el equilibrio entre cada tipo puede ser diferente.

La genética juega un papel destacado en cómo olemos.

Y debido a que nuestras glándulas apocrinas responden a las emociones, nuestros pensamientos y estilo de vida pueden influir en su actividad.

Incluso algunos alimentos, como mucha carne roja, pueden alterar el olor.

Tanto para hombres como para mujeres, el vello de las axilas también puede causar un olor más prominente.

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Nuestras glándulas apocrinas responden a las emociones. Foto: wayhomestudio 


PERO, ¿CUÁL ES EL PAPEL DE ESTE OLOR?

Las glándulas sudoríparas apocrinas generalmente no se activan hasta la pubertad, razón por la cual el olor corporal no es realmente una preocupación cuando somos jóvenes.

El olor también cambia con la producción de hormonas.

Por ejemplo, durante el ciclo menstrual, el olor más “atractivo” ocurre alrededor del momento de la ovulación, cuando las mujeres son más fértiles. Sin embargo, la función sexual del olor corporal no parece desempeñar un papel importante en los humanos.

No obstante, puede haber cierta relevancia social para nuestro aroma único. Los bebés recién nacidos pueden reconocer los olores de las axilas de su madre unas semanas después del parto, y las madres pueden distinguir el olor de su propio bebé alrededor de las tres semanas.


¿CÓMO EVITAR EL OLOR?

Las secreciones de nuestras glándulas sudoríparas son inodoras, por lo que cuanto más tiempo tengan las bacterias de nuestra piel para procesar los aceites, más compuestos perfumados pueden producir.

Es por eso que ducharse todos los días ayuda a reducir el olor.

Los antitranspirantes reducen la cantidad de sudor liberado por las glándulas. Esto generalmente se debe a ingredientes como el aluminio, que forman un bloqueo temporal en las glándulas.

Los desodorantes funcionan para enmascarar los olores con aromas más fuertes y agradables. A menudo también contienen alcoholes o ingredientes que pueden volver la piel ligeramente ácida o hacer que el área sea menos hospitalaria para las bacterias.

Elige la ropa sabiamente. Si tu piel está húmeda durante mucho tiempo, le das la oportunidad de crecer a las bacterias. La ropa limpia que permite un buen flujo de aire puede ayudar a que huelas más fresco durante más tiempo durante el día.

La cafeína, algunos medicamentos y algunas drogas ilícitas como la metanfetamina, la MDMA, la heroína y la cocaína pueden aumentar la sudoración, lo que afectará el olor corporal.

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Las secreciones de nuestras glándulas sudoríparas son inodoras, por lo que cuanto más tiempo tengan las bacterias de nuestra piel para procesar los aceites, más compuestos perfumados pueden producir. Foto: wayhomestudio

¿Y LOS ANTITRANSPIRANTES Y EL ÁCIDO GLICÓLICO?

Es posible que hayas escuchado que los antitranspirantes que contienen aluminio pueden causar cáncer. El Cancer Council ha llamado a esto un mito y un rumor, sin estudios científicos que vinculen específicamente el uso de estos productos con el cáncer.

No obstante, es aconsejable considerar los cosméticos o productos químicos que ponemos en nuestra piel. Si encuentras que tu antitranspirante o desodorante te está causando irritación o erupciones, prueba un producto con diferentes ingredientes o consulta a un médico.

Una tendencia reciente en Tik Tok e Instagram sugiere usar ácido glicólico (usado a menudo como exfoliante para la cara) en las axilas para reducir el olor.

Teóricamente, agregar este químico a su axila alterará el ambiente debajo de los brazos. Esto puede inhibir el crecimiento de bacterias y ayudar a reducir el olor corporal. Sin embargo, podría irritar la piel, particularmente debajo de los brazos donde hay mucha fricción, y especialmente si el área se afeitó recientemente.

Tampoco inhibirá la cantidad de sudor.

El ácido glicólico directamente de la botella no actuará por mucho tiempo, ya que el sudor de las axilas diluirá y neutralizará su actividad. Esto significa que incluso si funciona temporalmente, es probable que vuelvas a tu forma de olor muy pronto.

Si tu objetivo es evitar los productos químicos, los mejores pasos para una vida libre de olores son los más obvios. Dúchate diariamente con jabón (y sécate bien), usa telas transpirables (como algodón, lino o ropa deportiva que absorba la humedad), mantén tu ropa limpia, reduce el estrés y limita tu consumo de cafeína.


Gracias a la candidata a doctorado Charlotte Phelps por su ayuda con este artículo. La conversación

Christian Moro, profesor asociado de ciencia y medicina, Universidad de Bond


Este artículo se vuelve a publicar de The Conversation bajo una licencia Creative Commons. 

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