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| Foto de Mikhail Nilov en Pexels |
Los perros nacen con una habilidad innata para leer los gestos humanos que no es evidente en su pariente más cercano, los lobos.
Incluso cuando los cachorros de lobo son criados cuidadosamente por humanos y alimentados a mano durante semanas, los investigadores dicen que los animales se muestran asustadizos con los extraños, hacen poco contacto visual y no responden a los gestos básicos.
En una ronda de experimentos de golosinas ocultas, por ejemplo, ninguno de los 26 lobos del estudio fue capaz de averiguar de manera consistente lo que significaba cuando un humano en la habitación señalaba con el dedo o indicaba la ubicación de una golosina con un objeto.
Por otro lado, 17 de 31 cachorros de perro perdiguero, que fueron criados con mucho menos contacto humano, tenían una mejor idea de lo que el dedo estaba tratando de decir. Más de la mitad del grupo fue constantemente al cuenco que se estaba señalando. Algunos incluso lo hicieron bien en la primera ronda.
"Los perros nacen con esta habilidad innata de entender que nos estamos comunicando con ellos y estamos tratando de cooperar con ellos", dice Hannah Salomons, quien estudia cognición en la Universidad de Duke.
Solo el mes pasado, un estudio similar encontró que hasta el 40 por ciento de la capacidad de un cachorro para comunicarse con nosotros es genética, no aprendida.
Los nuevos hallazgos entre los lobos brindan más evidencia que sugiere que la domesticación humana de perros ha esculpido sus genes de maneras que se adaptan a nuestros propósitos.
Se cree que nuestra domesticación de perros comenzó hace al menos 12.000 años, y en todo ese tiempo, hemos seleccionado los rasgos que se ven en los lobos salvajes que consideramos más ventajosos. En resumen: hemos esculpido a nuestro compañero perfecto del desierto.
"Este estudio realmente solidifica la evidencia de que el genio social de los perros es producto de la domesticación", dice el antropólogo evolutivo Brian Hare de la Universidad de Duke.
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| Los nuevos hallazgos entre los lobos brindan más evidencia que sugiere que la domesticación humana de perros ha esculpido sus genes de maneras que se adaptan a nuestros propósitos. Foto de Steve en Pexels |
Eso no quiere decir que no se pueda aprender algo de comunicación humana. Los perros pueden volverse más hábiles para aprender los gestos humanos a medida que envejecen, de la misma manera que los cachorros de lobo pueden aprender a confiar en los humanos con el tiempo.
Los perros son mucho menos temerosos de nuestra especie desde una edad temprana.
"Con los cachorros de perro con los que trabajamos, si entras en su recinto, ellos se juntan y quieren treparse y lamer tu cara, mientras que la mayoría de los cachorros de lobo corren a la esquina y se esconden", dice Salomons.
De hecho, en el estudio, que involucró a 37 lobos y 44 cachorros de perro en total, los investigadores encontraron que los cachorros de perro tenían cinco veces más probabilidades de acercarse a un cuidador familiar en una habitación y 30 veces más probabilidades de acercarse a un extraño en comparación con los cachorros de lobo.
Durante los experimentos, los perros también miraban a los humanos en la habitación con más frecuencia que los lobos, haciendo contacto visual cuando no podían entender ciertas partes de los experimentos.
Las marcadas diferencias en el comportamiento apuntan a una larga historia de cambios evolutivos. A lo largo de miles de años, al parecer, hemos tomado al lobo tímido y lo hemos convertido en un compañero cariñoso.
"Antes de esta selección, cualquier interacción humano-lobo estaba limitada por la respuesta de huida de los lobos", proponen los investigadores.
"Una vez que la atracción reemplazó al miedo, las habilidades sociales heredadas se aplicaron a los humanos de una manera nueva y al principio del desarrollo".
El estudio fue publicado en Current Biology.
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